30.12.08

Pesca de bajura

El destino se les plantea a muchos como una marca en el horizonte que nunca llegan a alcanzar. Una proa que se abre al mar y que nunca llega a puerto, por la lógica aplastante de que la tierra es esférica.
(Dedicado a Esther y Carlos, gracias por compartir bocados de realidad, os deseo toda la suerte del mundo)

Yo siempre he visualizado mi futuro como un regordete pez payaso, con labios carnosos, que se me escurre entre las manos, incapaz de retenerlo, materializado en parejas, amigos o incluso la frágil línea del amor familiar. De ahí mi ceguera a querer conseguir lo imposible, un pez tropical que se escapa de mi jurisdicción de pesca de bajura, retos que creo en mi propia mente y que no me ayudan a nadar en la realidad.
Cegada por mi pez payaso, burlón una y otra vez, olvido a las sardinillas, que sin tanto colorido aportan sabiduría encerrada en su piel plateada. Olvido que ellas alimentan, aún sin ser tan vistosas, y que con los aperos adecuados se pueden pescar.

A veces nos obcecamos en un ideal, y es bueno ser luchador, desvelarte por un sueño, pero centrados en el futuro nos olvidamos del presente, y es ahí donde toca reflexionar.

22.11.08

Lo que quiero oír...


No es culpa tuya, amor, no es culpa de nadie, es en general, un estado que es difícil de explicar. Te encuentras en un momento de debilidad, de demostrar que no eres tan fuerte como creías y que también lloras en la oscuridad, sin que te vea nadie. Todos los pilares sobre los que se sostenía tu vida están fallando, cayendo, uno tras otro, la familia, el trabajo, los amigos, tu sonrisa… Es como si te encontrarás en una habitación, sólo cuatro paredes, y chocaras contra ellas una y otra vez intentando encontrar una salida que no existe, sólo tu tenacidad hace que intentes lo imposible, que subas por la pared hasta encontrar el techo y de nuevo abajo. Te falta apoyo, la gente a tu alrededor parece hallarse en el mismo estado y eso no ayuda…el frío, el cansancio, la enfermedad, producen yagas en tu cuerpo desnudo, un cuerpo que se consume con el paso del tiempo y que sólo tiene ganas de apagarse del todo. Sabe bien lo que necesita, pero tú no se lo puedes dar, amor, por mucho que quieras entrar en él. Apenas puedes rozarlo, y mejor así, porque te quemarías. Que el tiempo fluya y calme tu estado, como hace años, como hoy, sin avances, todo sigue igual, a excepción del vacío, que se hace más grande. Me diluiré en él, y dejaré que me envuelva, y acabe por decirme lo que quiero oír…

15.10.08

El camino a la sabiduría


Cómo explicar el orgullo que te invade ante la belleza de cualquier tipo, del trabajo bien hecho, de la hermosura de los paisajes, de la juventud, de las sonrisas, de la inocencia infantil, y de la ternura de los mayores. Nada de esto se destruye, todo se transforma.

Un estado va dejando paso a otro no menos bello, distinto, de la juventud a la madurez, aprendiendo despacio y disfrutando del camino. Ver el progreso alcanzado no sin esfuerzo me emociona, contemplar los resultados del producto sembrado, personificado en un ente supraterrenal hace aflorar sentimientos que parecían enterrados. Observo con todos mis sentidos a flor de piel, aunque la vista se eleva, fruto de su condición. La admiración debe quedar como tal, sin más pretensiones.

4.10.08

Road trip to the paradise

Apenas una mochila, cuatro amigos y un coche, suficiente para iniciar una aventura de la que sólo puedo destacar una cosa: vida. Guiados por el instinto y un GPS, nos lanzamos a las tortuosas carreteras del oeste italiano, desde Milán a Siena bordeando la costa, cual Sofia Loren subida a una Piaggio en la mejor producción del maestro Fellini. Tiempo húmedo, en Rapallo vimos llover cobijados en una cueva con vistas al mar, los patos parecían gozar de aquella tregua estival, y nosotros de una conversación filosófica que continuamos en una velada nocturna amparados por el sonido del romper de las olas a la orilla de la playa de Sestri Levante.




Sin embargo, fueron Lucca y Siena las que extendieron sus alas y me abrazaron sin pudor, acariciaron mi alma y me enamoraron, quizá porque me recordaron la nostalgia de las ‘rúas compostelanas’, alejadas de la suciedad mundana de las grandes urbes. Plazuelas medievales, puentes carentes de ornamentación y tejados que no se elevaban más allá de unos metros del suelo. Todo eso unido al carácter latino y afable de los vecinos de la Toscana, hizo de nuestro recorrido en bicicleta un placer al alcance de cualquiera.

A pesar de lo constreñido del programa supimos parar el tiempo y disfrutar de los vinos de Montepulciano, de sus embutidos, del lago, de los campanarios de San Gimignano, de las vistas desde la cúpula de Brunelleschi y los regateos en el mercado de la paja, en Florencia, con un jabalí como testigo de que no sería la última vez que pisaría sus calles. Italia nunca dejará de sorprenderme, es como estar en casa, hogar al que siempre regresaré y del que siempre huiré...

Debilidades


La debilidad existe, más cerca de lo que imaginamos. Debilidad versus fortaleza, difícil decidirse en los tiempos que corren. Son muchos los obtáculos que nos encontramos en el camino, el reto es superarlos sin caer en la palabra maldita. La ciencia milenaria china del Feng Shui, aplicado a las energías que discurren en nuestro hogar, puede ser fácilmente aplicable a nuestro devenir cotidiano. Y pongo un ejemplo: El Feng Shui nos invita a deshacernos de todo aquello que nos estorba y que impiden que dichas corrientes fluyan con celeridad. Les invito a que hagan lo mismo en la vida, que aquellos aspectos que no aportan nada positivo sea descartado, y que rescatemos únicamente con lo que nos nutre y hace mejores personas. De lo negativo sólo nos queda aprender, porque al fin y al cabo el ser humano es un compendio de millones de experiencias que nos hacen recapacitar y crecer.

No puedo pedir que seamos fuertes y que evitemos la debilidad, porque todo ello forma parte de nuestra esencia, pero sí que afrontemosm la vida con la mirada alta, que digamos adiós al dolor y demos la bienvenida a la oprtunidad, a la ilusión, y al amor, sin miedo a nada.