10.1.11

Peces en la noche (1)




Tenía un aire tan misterioso que no podía dejar de mirarla. Había anochecido en Ho Chi Minh City hacía tiempo, y allí, en el puerto del antiguo Saigón, a orillas del río del mismo nombre, un ferry recibía a los últimos pasajeros que se dejaban acomodar por simpáticas señoritas para iniciar un tranquilo crucero con destino a Phonm Penh. Las mujeres orientales  poseen un encanto especial cuando sonríen, les rodea una áurea mágica y virginal que les hace parecer etéreas ante cualquier occidental.


Peces en la noche (2)

Sin embargo, mi protagonista no sonreía, dejaba flotar su mirada perdida en la oscuridad del mar, sumida en a-saber-qué pensamientos, mecida por el sopor de la noche. Reflexionaría sobre la vida y la muerte, vida la de aquellos que ocupaban relajados el buque amarrado, muerte la de los miles de peces que encontraron a tánatos en la orilla del muelle. La pesca es, junto al cultivo del arroz, la principal actividad económica en Vietnam. Los pescadores, sacudiendo sus redes a bordo de cabañas flotantes, es una escena que se repite en cada uno de los pueblos marineros que visité. 



Peces en la noche (3)



Peces plateados. Peces plateados brillando en la oscuridad era lo que contenía la bolsa que ahora portaba el objeto de mi desasosiego. Acomodada tras una palmera, mi cámara trabajaba a ritmo vertiginoso, casi a la misma velocidad que mi mente, imaginando el significado de lo que contemplaban mis ojos. La misteriosa muchacha, tras un momento de reflexión mirando con ternura a los animales acuáticos en el envoltorio transparente, la abrió y la vertió sobre el río. Por un instante se quedó escudriñando el fondo, como si fuera capaz de vislumbrar el  camino que escogerían los pequeños renacuajos, pero yo diría que pensaba. 

Pensaba una vez más sobre el sentido de la vida, la regeneración de las especies, la suerte unida a la desgracia, al equilibrio natural de las decisiones, al alma de las personas que queremos, y que no sabemos donde acaban. Seguro que aquella bolsa llena de peces plateados simbolizaba el alma de uno de sus seres queridos, su  padre, o su amante, muerto días atrás y que ahora revivía en aquellos pececillos liberados. La reencarnación forma parte de las premisas del budismo, y es la religión que practica el 80% de la población del país, por lo que no sería de extrañar lo que pergeñaba mi mente.


Peces en la noche (4)




Mis ojos permanecían fijos sobre ella, parecía tan atormentada… bajé por un momento la cámara del hombro e instintivamente me moví hacia ella. Pero aún no había puesto un pie fuera de mi escondrijo cuando otra bolsa apareció entre sus manos. De nuevo peces plateados brillaban bajo la luz de la farola de aquella terraza del puerto del viejo Saigón. Me paré en seco y volví a apuntar con el objetivo. Una tras otra iba sacando nuevos recipientes y volcando su contenido en el agua. Me quedé atónita, y todas mis conjeturas saltaron junto a los invertebrados al mar . A lo lejos, el sonido de la sirena del barco recién zarpado, cuya proa se abría camino hacia el delta del Mekong.


Peces en la noche (5)