7.12.05

Veintitantos

Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas dónde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes donde estás ahora.
Te empiezas a dar cuenta que hay un montón de cosas sobre ti mismo de las que no sabías y que quizás no te gusten. Te empiezas a dar cuenta de que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás...
Te das cuenta que cada vez es más difícil ver a los tuyos y coordinar horarios... por diferentes cuestiones: trabajo, estudio, pareja, etc...y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para charlar un rato.
Miras tu trabajo y quizás no estés ni un poco cerca a lo que pensabas que estaría haciendo... O quizás estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo.
... Y extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Las multitudes ya no son "tan divertidas"... hasta a veces te incomodan. Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.
Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.
A veces te sientes genial e invencible y otras... solo, con miedo y confundido. De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando.
Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que amaste tanto te pudo hacer tanto mal. O quizás te acuestes por las noches y te preguntes porqué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor. Y pareciera como si todos los que conoces ya llevan años de novios y algunos empiezan a casarse.
Quizás tú también amas realmente a alguien, pero simplemente no estás seguro si te sientes preparado para comprometerte por el resto de tu vida. Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas porque no terminas de tomar una decisión.
Te preocupas por el futuro, préstamos, dinero... y por hacer una vida para ti. Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeño sueldo.
Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello. Todos nosotros tenemos "veintitantos" y nos gustaría volver a los 17-18 algunas veces. Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza... pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos...
Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro.
Parece que fue ayer que teníamos 18...¿¡ Entonces mañana tendremos 30! ? ¿¿¿¡¡¡Así de rápido!!!???
HAGAMOS VALER NUESTRO TIEMPO... ¡QUE NO SE NOS PASE!

5.12.05

Reflexión

La soledad es un infierno para los que quieren salir de ella, y un auténtico paraíso para quien aprende a disfrutarla. Un niño resabido de una serie de televisión de escasa validez intelectual tuvo que pronunciar esta frase para reconocer la verdad que se oculta detrás de ella. En este momento de escepticismo en que el que ahora mismo me encuentro, me sorprendo al descubrir que hay gente que no es capaz de quedarse sola un solo momento, necesita compañía constantemente en todas las actividades que realiza al día y no perdona el tener unos minutos en el que disfrutar de la propia soledad. No se paran un segundo a analizar el porqué están así y los beneficios que ello le pueden reportar.

(Shadow Walkers, by Jim McNitt)

Imagino que todo el mundo ha estado sumergido en conversaciones anodinas, de las que ha deseado evadirse más de una vez. Seguramente en ese momento ha preferido estar solo que aguantar la perorata que su compañero le lanza sobre conexiones ultrarrápidas en una desconocida sociedad de la información o toda la clasificación de enfermedades tropicales que se pueden padecer en un país en el que la sanidad e higiene básicas de todo ser humano brillan por su ausencia. Simplemente, que no nos interesa si el hermano de nuestro interlocutor se lió con la vecina, que resultó ser la prima de un amigo de la mujer del hermano del susodicho. Si la tierra nos absorbiera en ese preciso instante y nos condujera hasta sus mismísimas entrañas, o nos dejara olvidados en una habitación oscura sin ventanas, no nos importaría lo más mínimo, al menos hasta que se nos pasara el dolor de cabeza. Pues no hacen falta situaciones extremas para darnos cuenta de que en la misma medida en que necesitamos a los demás, necesitamos también conocernos a nosotros mismos.
Para disfrutar de la compañía de los seres queridos, primero debemos conocer nuestro interior, saber lo que somos y lo que buscamos. Eso nos ayudará a reflejarlo mejor a los demás, que sabrán cómo y cuando podrán echarnos una mano de apoyo y ánimo, sin obligarles a estar constantemente pendientes de nosotros. Cada individuo debe reservar algún momento en su vida a la reflexión.