11.4.05

La vida es sueño


Me sorprendo buscando por Internet posibilidades de opositar a algo que pueda relacionarse remotamente con mi carrera: Periodismo. Bien es cierto que tengo trabajo, que me encuentro cómoda y que no cambiaría si no fuera por circunstancias de la vida. A veces sigo sorprendiéndome imaginándome en otro país, China, por ejemplo, y cómo sería mi vida allí. Los jóvenes tenemos muchos defectos, pero también muchas virtudes, y entre ellas la imaginación. No tenemos miedo a nada porque consideramos que nuestra edad nos permite hacer toda clase de locuras, sin grandes responsabilidades que asumir damos rienda suelta a nuestros deseos de crecer…
Me imagino rodando al trabajo en bicicleta, en medio de miles de orientales similares pero con horizontes diversos, pasando inadvertida a pesar de mi notable diferencia de raza, porque ya soy una de ellos, comprando comida en un pequeño ultramarinos y regresando a mi casa minimalista, cuyos muebles no separan un palmo del suelo.
Me imagino en París, paseando a la orilla del Sena o divagando por las calles de Montmartre disfrutando de un enorme helado, los jardines repletos de flores saludan a la primavera. La florista me sonríe cuando le pido acacias amarillas, símbolo del amor secreto. Me encanta regalar a mi buhardilla color y pasión. Una pasión que me llevó hasta la ciudad de la luz.
Pero no puedo imaginar mi vida en soledad, creo que la Humanidad está para compartirse, para soñar juntos, en el lugar que sea, bajo el sol o la lluvia, porque ya lo dijeron nuestros ancestros, porque ya lo dijo Calderón de la Barca en La vida es sueño, y por eso seguiré soñando y buscando una posible ocupación, porque al fin y al cabo, los sueños, sueños son, y la realidad es otra muy distinta.