8.2.11

La paz tras la tormenta



 (Embalse Eume, 2010)

De repente un torbellino encendido asciende desbocado, sin pausa. No hay paredes ni muros, no hay límites físicos que detengan su fuerza, se alimenta de las pasiones humanas y crece desmesuradamente. Asciende sin cesar hacia el infinito extendiendo sus brazos, rozando el éxtasis, en un acto sublime de maestría natural. Los cielos se abren para recibirlo y desaparece entre cúmulos de nube. Después llega la calma, y la paz se acomoda en el valle.