7.6.10

En los pasillos del CGAC

La joven se acercaba despacio hacia el fondo de la sala, tranquila, lo observaba todo con detenimiento. Las vitrinas mostraban los objetos más excéntricos producto de una escrupulosa selección de los comisarios de la exposición. Habían dedicado muchos meses a prepararla con mimo y tras un pequeño traspiés que hizo retrasar la inauguración unas semanas, al fin abrió sus puertas al público.

Paso a paso, la chica había alcanzado el final del pasillo y ahora leía detenidamente las frases que emergían de la pantalla blanca que ocupaba toda la pared. Era alta, estilizada, vestía una gabardina roja y manoletinas negras. Asía con fuerza el bolso, quizá temerosa de algún ladronzuelo espabilado, o quizá incrédula ante lo que estaba ocurriendo ante sus ojos. No se creía que ella fuera la protagonista de la historia que aparecía poco a poco ante sus ojos. Paralizada, de pie, miraba discretamente a su alrededor a la búsqueda del autor desconocido que se había apropiado de su vida, la estaba manejando a su antojo y no era capaz de escapar de aquella situación. Sólo tenía dos opciones, permanecer delante de la narración de su propio presente, curiosa por conocer cómo se desarrollaría o continuar su camino para que el escritor invisible pudiera proseguir con el relato. Un relato que ella misma construía con sus movimientos, sus decisiones, por eso tomo la resolución final. Con una sonrisa en la boca continuó su ruta por las salas del museo, consciente de que ella era la única persona que sabía cómo terminaría el cuento.


Basado en la exposición ¿Onde van as personaxes cando remata a novela? Dora García (Valladolid, 1965)