10.1.11

Peces en la noche (4)




Mis ojos permanecían fijos sobre ella, parecía tan atormentada… bajé por un momento la cámara del hombro e instintivamente me moví hacia ella. Pero aún no había puesto un pie fuera de mi escondrijo cuando otra bolsa apareció entre sus manos. De nuevo peces plateados brillaban bajo la luz de la farola de aquella terraza del puerto del viejo Saigón. Me paré en seco y volví a apuntar con el objetivo. Una tras otra iba sacando nuevos recipientes y volcando su contenido en el agua. Me quedé atónita, y todas mis conjeturas saltaron junto a los invertebrados al mar . A lo lejos, el sonido de la sirena del barco recién zarpado, cuya proa se abría camino hacia el delta del Mekong.


1 comentario:

IsabelS. dijo...

Si fuera su padre o su hermano reencarnado, a nadie le gusta estar atado ni preso, por eso los devolvió a la vida, una forma de mantenerles vivos.