25.3.10

Melodías extravangantes

(Edimburgo, 2009)

Y la música flotaba, entre sus manos se mecía transportando a los transeúntes a espacios infinitos donde no existía nada que ellos no desearan capturar por un instante.

Las notas fluían a través de la luz, de las piedras, se elevaban sobre el puente y volaban sobre la ciudad, expectantes, impresionadas por su capacidad de reacción en la población.

Todos se habían vuelto a mirarlas, dibujadas sobre el saxo. Pero sólo era magia, su magia, la sensación de olvidarse del mundo y dejarse envolver por una melodía que ya no le pertenecía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pero mira que escribes bien tía!
beso reb