El lunes era el único día al
completo que pasaríamos en Nueva york, y por lo tanto, en Brooklyn, que era la
única parte que nos quedaba por ‘patear’, pero antes teníamos algo que hacer en
Manhattan: visitar Tiffany’s y el colmado de Dean & Deluca, tal y como lo
recordaba de la serie Felicity en mis
años universitarios. Un pequeño trayecto en metro y ya estábamos en el Soho
para cumplir uno de los sueños de mi madre, pisar en su nombre la joyería más famosa y
fotografiada de la historia de NY. No me sentía la protagonista de Desayuno con diamantes, pero si un poco
pobre al ver los precios de alguna de las piezas. Aún así, logramos un buen precio
para dos regalos destinados a nuestras progenitoras bajo la mirada atenta del
vigilante de seguridad. Acto seguido tomamos de nuevo el metro.
Esta vez, tras un recorrido un poco más largo, llegamos a Coney Island con la intención de
probar el perrito caliente más famoso de la ciudad, en Nathan’s. La comida no
quedará en nuestra memoria durante mucho tiempo, pero agradecimos la visión del
mar y el espectáculo del parque de atracciones más cinematográfico del mundo.
Aún así, esperaba algo más rocambolesco y antiguo, pero me encontré un circuito
de diversión muy parecido a los que estamos acostumbrados a ver.
La vuelta la hicimos por Prospect Park, la biblioteca local y regreso
al puente más famoso de Nueva York para admirar el skyline de Manhattan. Creo
que conseguimos unas buenas imágenes que pasarán a formar parte de nuestra
colección privada de fotografías de viajes.
El Unión Hotel in Brooklyn parecía mejor de lo que en realidad fue, se
escuchaba el trasiego de otras habitaciones y éstas eran demasiado pequeñas.
Teníamos que ir a desayunar a un bar
típicamente americano, con las típicas camareras americanas, y el desayuno
típico americano. Por cierto, mira que comen mal estos americanos. Nuestra
dieta a lo largo del viaje se basó en comida italiana, que nunca falla, aunque
íbamos alternando con compras frugales en el supermercado para poder depurar de
vez en cuando de tanta pizza y hamburguesa.
Sin embargo, la buena ubicación del hotel nos permitió también visitar
el sur de Manhattan y Brooklyn con total comodidad. Creo que lo organizamos
bien en ese sentido. Aprovechamos la localización céntrica del NH para visitar
los barrios y zona norte de Manhattan, y
el de Brooklyn para la parte sur. Totalmente recomendable.
2 comentarios:
es verdad ,uno de mis sueños,aunque creo que en realidad el sueño es visitar N.Y.la joyeria es la disculpa.Un besito por acordaros de mi.
De nada mami, si no fuera por ti a lo mejor hubiéramos pasado de largo. Imagino que todo cuenta, y que cualquier disculpa es buena para viajar. Todo llegará, muchos besosssss, M.
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