6.4.06

Una alternativa al alcance de todos


Esta revista nace de la iniciativa de unos cuantos amigos inquietos y con ganas de hacer algo por la cultura de este país. Periodistas y artistas que aprovechamos este espacio al margen de nuestras labores profesionales para dar rienda suelta a nuestra fantasía a favor de la fotografía, el cine, la escultura, pintura, moda, diseño, música, teatro, danza y todo tipo de forma artística que se precie. Una experiencia que nace con la ilusión de dar voz a aquellos que lo merecen, por su esfuerzo y por su trabajo constante. También abrimos una ventanita a los que quieran mirar con otros ojos lo que ocurre fuera de nuestras fronteras, sentirse ciudadanos del mundo y como no, brindamos la oportunidad de aportar lo que cada uno considere de su interés.

A través de variadas entrevistas y artículos pretendemos dar la palabra al propio creador, al artista que tantas veces queda solapado tras su propia obra, para mostrar así su lado más intimista y relajado.

Porque lo importante es sentirse bien a través de tu trabajo y saber expresarlo a los demás. Espero que lo hayamos conseguido. Bienvenidos...

29.3.06

Galegos na diáspora, (1989-2005), en Santiago de Compostela hasta el 30 de abril

El fotoperiodista vigués Delmi Álvarez invita al espectador a realizar un recorrido por la emigración gallega a través de un exhaustivo trabajo documental compuesto, desde el compromiso y la sensibilidad, por 85 imágenes que ha titulado ‘Galegos na diáspora’.
Desde 1989 hasta 2005, Delmi Álvarez recorrió los cinco continentes en una búsqueda incansable de gallegos y gallegas, de todas las clases sociales, que en algún momento de su vida se vieron obligados a perseguir una experiencia vital fuera de su hogar.
Entre 1989 y 2003 se dio una vuelta por los países europeos. Allí se encontró a Ramón Chao, padre de Manu Chao, miembro de Mano Negra. Trabaja en Radio France y le gusta tocar el piano en su casa, situada frente a Le Monde Diplomatique, diario donde ejerce su profesión el oriundo de Redondela (Pontevedra) Ignacio Ramonet.


En 1990 cruza el charco y se planta en América, de norte a sur continua su búsqueda, en esta ocasión emigrantes que mantuvieron el espíritu de la cultura gallega en el exilio: Castelao, Valentín Paz Andrade, Luís Seoane.
En los años 92 y 93 se centró en Oceanía, Oriente y Las Indias, cuando la nueva emigración gallega llegaba a Australia, tierra de eucaliptos y canguros, para comprar un prado donde pacieran sus vacas o levantar un restaurante. Manuel Muñiz se dedica en Sydney junto a su mujer a criar galgos para carreras. Sueña con volver algún día a su tierra.
Para terminar se acercó al continente negro (2001-2005) tras la pista de marineros, médicos de organismos humanitarios, misioneros y aventureros y se encontró un lugar donde los fugitivos de la justicia pueden vivir tranquilos. Nadie los va a ir a buscar allí. Y gente de paz: Pepe Peña (San Vicente, Islas de Cabo Verde); Alfonso Espiña (Bata, Guinea Ecuatorial); Alejandro Alonso (Dakar, Senegal).


Atrapó este éxodo social en miles de anécdotas escondidas en sus cuadernos de viaje, fotografías, testimonios, amistades, culturas, charlas ante ojos desconcertados de sus paisanos por la posibilidad de servir de ejemplo a los que hoy se paran ante las imágenes de Delmi Álvarez. Historias reales que nos llenan de orgullo, por un trabajo bien hecho y por sugerirnos una reposada visión crítica sobre este complejo fenómeno que marcó tan definitivamente la identidad del pueblo gallego

8.3.06

Rojo sobre mojado

Era una noche lluviosa, faltaban pocas horas para amanecer y ya nada nuevo podía suceder de camino a casa, o al menos eso pensaba ella. Las horas previas habían discurrido entre risas, copas y dosis de humor a raudales, quizá hacía tiempo que no se reía con tantas ganas, y con tanta despreocupación. No pasaba por una buena época y su cuerpo, frágil y enfermizo, se resentía por ello. Decepción, falta de ilusión, desidia, mucha tristeza, melancolía infinita en sus ojos, en su mirada, rictus serio y ausencia de sonrisa.



Pero esa noche se había olvidado de todo, a un lado los problemas, pensaba que podría comerse el mundo, y en cierta manera lo consiguió. No esperaba nada más cuando salió del último local; aún llovía, se puso la gabardina roja por encima de la cabeza y salió apresurada en dirección a la seguridad del hogar. Aún no había torcido la primera esquina cuando oyó una voz detrás que la invitba a detenerse un minuto. Sin siquiera girar la cabeza hizo caso omiso a su interpelador y siguió caminando calle abajo, pero el individuo casi le pisaba los talones:
-Disculpa, perdona que te moleste pero yo te conozco.

La muchacha le oyó claramente, y por no ser descortés con alguien que a lo mejor conocía, se giró y escudriñó la cara del misterioso caballero. Su sorpresa fue mayúscula:
-Siento abordarte así, pero te he visto salir corriendo y no sabía si tendría otra oportunidad de hablarte.
-Perdona, pero creo que no nos conocemos.
-Tú a mi no, pero yo te veo pasar todas las mañanas, a las ocho y cuarto, por delante del estudio de arquitectura de la calle Richelieu. Debes de trabajar cerca.
-Vaya, pues es cierto, trabajo un poco más arriba. ¡Qué curioso¡
- Es muy gracioso verte pasar cada día con la bufanda tapándote la cara, únicamente dejando adivinar el color de tus ojos…

La situación era surrealista, nos parece que estamos en el mundo por estar, que nadie se percata de nuestra existencia, y sin embargo, puede que para alguien seamos importantes, al menos algo que irrumpe en su monotonía diaria. Poco menos que boquiabierta, la muchacha observaba atónita al osado desconocido. Era la primera vez que le pasaba algo similar, y se sentía cómoda. Decidieron ir a tomar algo a alguna cafetería que estuviera abierta a esas horas de la noche, pero la búsqueda fue infructuosa. Excusa de más para conocerse mientras paseaban por las callejuelas mojadas de Vetusta.

Aquella inmensa oficina siempre le había llamado la atención. Veía entrar y salir continuamente a gente distinta, o al menos cada cierto tiempo, se preguntaba si sería un local donde impartieran clase de materias técnicas, pero el misterio se adueñaba de ella cada vez que pasaba por delante. La Arquitectura es un mundo al que se había sentido unida desde joven, sus mejores amigos eran arquitectos y le apasionaba fotografiar estructuras llamativas por uno u otro motivo. Dar funcionalidad a una bella envoltura no era tarea fácil.

Él era ingeniero, y el estudio para el que trabajaba gozaba de cierto prestigio en el sector. Procedía del País Vasco, había vivido en Londres, en Lisboa, y hacía dos años que había aterrizado en la pequeña villa marinera. Deseaba probar suerte en un pueblo pequeño, más acogedor que las grandes ciudades donde siempre se había sentido extranjero. Sin embargo, hacía unas semanas que barajaba la idea de volver a internarse en la jungla cosmopolita de la capital del Mediterráneo. Trabajaba con un equipo de noventa personas, entre ingenieros, arquitectos, aparejadores, delineantes… y estaban llevando a cabo proyectos de solera en la comunidad.
Tampoco se daba cuenta mientras conversaban que aquella noche supondría un giro de noventa grados en el transcurso de su destino...

16.2.06

Sólo con el tiempo...

(Nota de Morfeo: Este pequeño ensayo llegó a mis manos casi como un regalo. Quiero compartirlo con vosotros, y que cada uno saque sus propias conclusiones.)

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.

(By Carina Berlingeri)


Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistadas falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar... cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...

7.12.05

Veintitantos

Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas dónde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes donde estás ahora.
Te empiezas a dar cuenta que hay un montón de cosas sobre ti mismo de las que no sabías y que quizás no te gusten. Te empiezas a dar cuenta de que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás...
Te das cuenta que cada vez es más difícil ver a los tuyos y coordinar horarios... por diferentes cuestiones: trabajo, estudio, pareja, etc...y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para charlar un rato.
Miras tu trabajo y quizás no estés ni un poco cerca a lo que pensabas que estaría haciendo... O quizás estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo.
... Y extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Las multitudes ya no son "tan divertidas"... hasta a veces te incomodan. Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.
Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.
A veces te sientes genial e invencible y otras... solo, con miedo y confundido. De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando.
Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que amaste tanto te pudo hacer tanto mal. O quizás te acuestes por las noches y te preguntes porqué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor. Y pareciera como si todos los que conoces ya llevan años de novios y algunos empiezan a casarse.
Quizás tú también amas realmente a alguien, pero simplemente no estás seguro si te sientes preparado para comprometerte por el resto de tu vida. Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas porque no terminas de tomar una decisión.
Te preocupas por el futuro, préstamos, dinero... y por hacer una vida para ti. Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeño sueldo.
Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello. Todos nosotros tenemos "veintitantos" y nos gustaría volver a los 17-18 algunas veces. Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza... pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos...
Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro.
Parece que fue ayer que teníamos 18...¿¡ Entonces mañana tendremos 30! ? ¿¿¿¡¡¡Así de rápido!!!???
HAGAMOS VALER NUESTRO TIEMPO... ¡QUE NO SE NOS PASE!

5.12.05

Reflexión

La soledad es un infierno para los que quieren salir de ella, y un auténtico paraíso para quien aprende a disfrutarla. Un niño resabido de una serie de televisión de escasa validez intelectual tuvo que pronunciar esta frase para reconocer la verdad que se oculta detrás de ella. En este momento de escepticismo en que el que ahora mismo me encuentro, me sorprendo al descubrir que hay gente que no es capaz de quedarse sola un solo momento, necesita compañía constantemente en todas las actividades que realiza al día y no perdona el tener unos minutos en el que disfrutar de la propia soledad. No se paran un segundo a analizar el porqué están así y los beneficios que ello le pueden reportar.

(Shadow Walkers, by Jim McNitt)

Imagino que todo el mundo ha estado sumergido en conversaciones anodinas, de las que ha deseado evadirse más de una vez. Seguramente en ese momento ha preferido estar solo que aguantar la perorata que su compañero le lanza sobre conexiones ultrarrápidas en una desconocida sociedad de la información o toda la clasificación de enfermedades tropicales que se pueden padecer en un país en el que la sanidad e higiene básicas de todo ser humano brillan por su ausencia. Simplemente, que no nos interesa si el hermano de nuestro interlocutor se lió con la vecina, que resultó ser la prima de un amigo de la mujer del hermano del susodicho. Si la tierra nos absorbiera en ese preciso instante y nos condujera hasta sus mismísimas entrañas, o nos dejara olvidados en una habitación oscura sin ventanas, no nos importaría lo más mínimo, al menos hasta que se nos pasara el dolor de cabeza. Pues no hacen falta situaciones extremas para darnos cuenta de que en la misma medida en que necesitamos a los demás, necesitamos también conocernos a nosotros mismos.
Para disfrutar de la compañía de los seres queridos, primero debemos conocer nuestro interior, saber lo que somos y lo que buscamos. Eso nos ayudará a reflejarlo mejor a los demás, que sabrán cómo y cuando podrán echarnos una mano de apoyo y ánimo, sin obligarles a estar constantemente pendientes de nosotros. Cada individuo debe reservar algún momento en su vida a la reflexión.

10.10.05

Frio

Foto de Marcelo Soria
Necesitaba una foto para reflejar el invierno. Marcelo, no me denuncies por tomar tu imagen prestada. Siempre he querido presumir de amigos artistas y no hay nada mejor que este método para hacerlo...
La nieve me ha dado momentos muy bonitos en mi vida. Los primeros copos en la infancia, cuando apenas cuajaba en el camino que llegaba a la escuela. Años más tarde, con mi hermano mayor, cuando mis padres nos llevaban a la sierra madrileña a tirarnos en trineo por el bosque totalmente cubierto de blanco... pero desde luego, la mejor experiencia la pasé en el pais de la noche eterna, del sol de medianoche, de los huskies y lapones: Finlandia. Esta foto está tomada en Tampere, segunda ciudad más importante del país, por eso tiene doble valor. Me acuerdo la primera vez que vimos nevar alli, un amigo maño creia que los copos debían ser como los de los dibujos animados, más grandes y redondos. Yo sólo veia como poco a poco se iba formando un manto sobre el suelo que me recordaba a la arena de la playa, suave pero fria. Después de caerme sin querer dos o tres veces, acabé haciéndolo a propósito, de espaldas, para terminar moviendo los brazos arriba y abajo aún en tierra firme. Jamás pensé que la nieve pudiera ser tan bella, cuando había tanta y tan limpia, totalmente en sintonía con el medio ambiente, con los bosques, las hojas, las riveras de los ríos y lagos, protectora del hielo... No se podía salir con máscara de pestañas cuando nevaba porque si se derretía, tu cara podía acabar hecha un cuadro.

Sin rumbo


Me siento atormentada por pesadillas de desesperación, kilómetros y kilómetros de carretera que no llevan a ninguna parte, un calor asfixiante en medio de la estepa, apenas un hilillo de agua corre por un lado del asfalto, no me sacia, cuando intento mojar la lengua parece que se hunde sin dejar rastro, quiero más, quiero llegar a algún destino y quiero encontrarlo antes de desfallecer, pero no hay nada, solo soledad y desesperación y sigo caminando de rodillas, con hordas de mosquitos sobre mi cabeza, los buitres parece que quieren verme morir para abalanzarse sobre mi cuerpo inmóvil. Ya no puedo si quiera abrir los ojos. Increíble que no exista nada ni nadie en varias millas a la redonda. Justo ahora han encontrado el oro bajo las piedras y corren a gastárselo antes de que se derrita. Un alma en pena no pide nada, solo quiere que se apague el sol, que la oscuridad traiga lluvias y que se inunde el mundo, que todo lo que la humanidad ha creado en estos milenios se destruya al instante. No hemos conseguido más que hacernos daño y fomentar odios, y poner a la naturaleza en contra nuestra, por eso esta vez se la va a devolver hasta el cataclismo. No habrá tiempo para lamentarnos, llevamos toda la vida llorando y ya está bien de compadecerse, volveremos al lugar de donde nunca debimos salir, polvo somos y al polvo volveremos.

10.5.05

Falta de comunicación


Los padres se quejan de que los hijos no conversamos con ellos, los profesores de que los padres no educan a sus hijos, los empleados protestan porque sus jefes no les suben el sueldo, los novios prefieren ver el fútbol con los amigos que acompañar a sus novias de compras, los ancianos piensan que ya estorban en este mundo y los bebes lloran porque tienen hambre y no saben hablar. ¿Existe falta de comunicación en el mundo? Creo que nos pasamos la vida entera comunicando, expresando nuestras inquietudes, temores, alegrías y penas, pero a veces no dejamos lugar a la interpretación. No creo que haya problema de comunicación, hay un problema de comprensión. No nos pasa indiferente ver a un niño desnudo y desnutrido en la televisión en medio de un montón de basura coronado de moscas, nos hace ladear la cabeza e incluso emocionarnos si cabe. Lo que ocurre es que inmediatamente después aparece una imagen de otros infantes disfrutando en un parque de atracciones bajo la brillante luz del sol y de nuevo se dibuja la sonrisa en nuestras caras. La memoria es frágil, volvamos unas líneas más atrás, el niño desnutrido sigue ahí, aunque ya no lo podamos ver. Nos esforzamos por hacernos notar ante las personas que nos rodean, de acaparar su atención y nos enfadamos si no ‘comprenden’ nuestros problemas, y a estos niños que viven en la calle sin la mitad de comodidades que nosotros hemos tenido ¿Quién les comprende? Sin ir más lejos, ¿quien se para a pensar en que la persona que tenemos al lado, en la situación que sea, necesita ser escuchado?
El mundo está en continua evolución, ya no solo medios de comunicación, sino Internet, satélite, teléfonos móviles, tecnología punta que transmite información, ¿y para qué los usamos? ¿No será que cuantas más posibilidades tenemos peor uso hacemos de ellas? Siempre hay una ocasión para hablar, y no precisamente del mal tiempo. Escuchémonos más y pongámonos en la piel de ese niño, ese padre, ese anciano o ese bebe que apenas puede abrir sus pulmones para expresarse.

2.5.05

A reírse tocan¡¡¡

‘El mundo es una mierda pero vivir es de puta madre’, afirma Buenafuente en una entrevista concedida a El País. Parece ser que su padre, un comercial innato, apenas vendía desde gallinas a tostadoras, pero reír, conseguía hacer reír un buen cacho a todos los que, quizá por pesadez, le abrían la puerta para investigar que era lo que podía vender aquel hombre desgarbado con un gran sentido del humor. Hace poco un amigo me decía que él se tomaba tan en serio los problemas como cualquier otro, simplemente le sacaba el lado positivo para reírse propiamente de los mismos, lo cual me parece una decisión acertada, e inteligente, por extensión. Alguien dijo en su día que si los problemas tienen solución… para qué preocuparse, y si no los tienen…para qué preocuparse? Y eso es lo mismito que digo yo, que a fin de cuentas, y como moraleja de la historia, ¿qué más da lo que vendas si se van a reír de ti? Si no puedes con tu enemigo, únete a él¡¡¡¡