(Menorca 2010)
Amores efímeros alentados por la luz solar, besos envueltos en tonos turquesa, bronceados por aceite de almendras recogidas con caricias de arena. Las puertas se abren para dejar entrar ingenuidades de otra época, como torbellinos de agua que llenan las almas solitarias, despreocupadas por un futuro incierto.
Somos aire fresco, que revolotea entre los instantes ganados, entre las hojas de los parques, entre las calles mojadas, entre los abrazos atropellados. Las risas extendidas en tostadas de mermelada que se bañan en tazas rebosantes de chocolate templado, que oscurece las comisuras y aclara las mentes puras, los sentimientos ocultos, escondidos en lechos de algodón.
Unos que marchan, otros que llegan, y todos forman parte del mismo corazón, teñido de rojo pasión, de la sangre que circula, de la vida…